Cuando viajamos y hacemos turismo nos gusta hacer fotografías que, posteriormente, clasificamos en álbumes para recordar nuestras anécdotas, en el futuro. Kapuscinski ha querido realizar su propio álbum, pero de una manera distinta. A modo de diario personal explica sus vivencias a lo largo de los viajes que realiza, como corresponsal de prensa. “Viajes con Heródoto” es un libro que más allá de explicar los paisajes de África y describir los colores de las calles asiáticas, persigue un objetivo moral. Trata de inmiscuir al propio lector en la historia y hacerlo recapacitar sobre la importancia de ésta. Para ello, contextualiza perfectamente los movimientos políticos y la situación económica de cada país, además de las referencias culturales que aporta de cada civilización. De modo que capta la atención del espectador, como si de un programa de televisión de tratara.
La odisea del polaco comienza, justamente, cuando se cumple su sueño: debe cruzar la frontera. Es enviado a la India. Con el primer libro de historia como único compañero de viaje, el joven toma su rumbo y comienza así la larga rueda de viajes y aventuras que protagoniza. Visita exóticos lugares como Egipto, China o el Congo y conoce culturas tan curiosas y apasionantes como la griega, la oriental o la africana. Nos muestra, así y de manera muy detallada, la dura década de los cincuenta y los diferentes movimientos histórico-políticos que se suceden alrededor del mundo en aquella época. Cambios de gobierno, guerras entre pueblos, abusos de poder y dinastías monárquicas que duran varias generaciones. Pero, ¿Cómo contar los nuevos acontecimientos sin hacer referencias al pasado donde se hallan, en la mayoría de las ocasiones, las causas de todo conflicto?
Alternando sus vivencias con las del mismísimo Heródoto, Kapuscinski consigue la combinación perfecta entre el relato de sus viajes y los que escribió en su día el antiguo historiador griego. La “Historia” de Heródoto, por una parte, sirve al lector como principal fuente documental para entender el libro y, en segundo lugar, enriquece la obra y amplía los conocimientos del lector. Es así, como se consigue una narración rápida e ininterrumpida que permite una lectura dinámica y fluida de una obra, cuyo pilar principal es el testimonio del autor. Éste, además de ser la principal fuente informativa, narra sus viajes de un modo totalmente realista pero desde su punto de vista, con una actitud crítica y totalmente subjetiva. Y relata, asimismo, las aventuras, a las que se afrenta con empeño y que acercan al propio lector hasta el lugar de los hechos.
Leer el libro de Kapuscinski es como realizar su propio viaje. Eso sí, desde un país más lejano y en una época totalmente distinta, en la que muchos detalles, nos resultan totalmente incomprensibles. Pero para eso está Heródoto, que nos recuerda el significado de esa frase que tantas veces hemos oído “para entender el presente hay que conocer el pasado”. En definitiva, una obra que todo periodista debería conocer, incluso utilizar como manual de lectura. Mi propuesta desde aquí a las facultades de Ciencias de la Comunicación. Kapuscinski, un gran maestro en periodismo y reporterismo.